sábado, 9 de junio de 2012

El elemento subjetivo

La felicidad consta de cuatro elementos, a saber: tinta, papel, ojos y el elemento subjetivo.

El elemento subjetivo es diferente según la persona o combinación de personas. Además, este elemento subjetivo puede ser variable, sumarse a otro ajeno o sustituir otro de los elementos establecidos. De esta manera, una espalda puede hacer las veces del receptor de la tinta (papel) e incluso estimular a los ojos con la visión de las letras sobre piel caliente y palpitante.
En otras ocasiones, el elemento subjetivo resulta ser un dedo, recipiente de una tinta invisible que, en una combinación de personas (y de casualidades deseadas pero casi inexistentes) que posean el elemento-dedo y el elemento-espalda puede dar lugar a una felicidad plena, puesto que aúna lo sensorial con lo emocional.
Hay quien tiene la suerte de que su elemento subjetivo coincida con los ojos. Los ojos de estas personas son lectores, escritores y receptores, o lo que es lo mismo, tinta, papel y ojos en un rasgo par. Cuando te miran, te ven, y resulta imposible escapar de sus letras circulares.

Por último hay gente, muy poca, los más afortunados, que no poseen ninguno de estos elementos de los que consta la felicidad. No los tienen, porque lo son. Son tinta, porque marcan; son papel, porque acogen; son ojos, porque iluminan. Estos individuos casi en extinción son, aunque no sean conscientes de ello y malvivan social y psicológicamente, proveedores de felicidad, puesto que son elemento subjetivo en si mismos.

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