martes, 8 de marzo de 2011

Y una noche impar de esas que últimamente ganan por mayoría, te da por recordar ese contacto horizontal que tenía el don de proporcionarte una seguridad ilimitada. Ese en el que el calor que emanaba su piel te susurraba que no te podía pasar nada, que todo estaba bien, que estabas a salvo.
Y con la sensación de protección ya interiorizada, los párpados se rendían a la gravedad y la conciencia te abandonaba en un viaje de ocho horas.

Lo recuerdas. Y el recuerdo te produce el efecto contrario de ese abrazo a oscuras, a pesar de que sea tan nítido que casi puedes sentirlo como a un miembro fantasma. Pero aunque hayas retenido en tu memoria esa sensación como si la hubieras vivido recientemente, descubres que la única diferencia reside en que al darte la vuelta para responder, la realidad te recibe adoptando la textura de tus sábanas.

1 comentario:

  1. las sábanas es el lugar d´onde más tiempo del día pasamos. no se si es espeluznante o enternecedor. (me deposita más cerca del escalofrío)

    buen lugar este.
    saludos

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